
En el mundo del interiorismo, gracias a su brillo, transparencia y ligereza, el vidrio es un material que deja el espacio libre y al mismo tiempo realza lo que se expone en su interior. Pensemos sobre todo en el mundo de la joyería, que no puede prescindir de vitrinas, expositores y vitrinas de diversos tipos, con puertas correderas o batientes.
En ambos tipos de puerta existe el problema de taladrar agujeros en el cristal para permitir la instalación de la cerradura: un procedimiento que siempre es crítico durante la producción y que puede causar daños a la puerta. La perforación se vuelve aún más crítica, sobre todo para el particular que, por ejemplo, acaba de comprar un armario en unos grandes almacenes y tiene que instalar una solución de cierre.
Para las puertas batientes, la solución es la cerradura de puerta de cristal simple (o cerradura de puerta doble), que te permite instalar una cerradura práctica y segura sin taladrar la puerta, incluso en escaparates, vitrinas y expositores ya existentes. Para fijarla, basta con apretar los dos tornillos de la parte posterior, aplicando la protección de goma que actúa como junta para proteger el cristal. La forma especial de la cerradura también permite utilizar el cilindro de cierre como un práctico pomo para facilitar la apertura y el cierre, sin dejar marcas antiestéticas en la puerta.
Si la vitrina o vitrina tiene puertas correderas, la solución para evitar el agujero es la cerradura de cremallera. El trinquete con mecanismo de láminas se desliza sobre una varilla, llamada cremallera, sierra o barra dentada: una vez introducida y girada la llave, se puede retirar todo el bloqueo y deslizar las varillas. La cremallera se fija al cristal simplemente apretando un tornillo.
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