
¿Cuántas veces hemos dicho u oído la expresión«El tiempo es oro«? Sí, el tiempo es un recurso escaso, limitado y económicamente relevante, pero sin duda más valioso que el propio dinero. A medida que nuestras vidas se vuelven cada vez más agitadas, este proceso no hace sino acentuar la escasez del tiempo de que disponemos, que nos parece insuficiente para llevar a cabo nuestras actividades, y nos da un incentivo para mejorar su gestión.
A pesar de que se trata de una conciencia generalizada, a menudo nos comportamos de forma totalmente incoherente con ella, desperdiciando preciosos minutos, segundos y a veces horas realizando tareas que a veces son innecesarias y sobre todo manejables de forma mucho más eficiente.
Muchas actividades que forman parte de nuestra rutina son un ejemplo de ello: su duración es de sólo unos minutos, se repiten varias veces al día y, a menudo, su realización no ha cambiado con el tiempo. Todos sabemos que los hábitos son difíciles de cambiar, sobre todo si forman parte de nuestra rutina diaria y se convierten en acciones que realizamos de forma mecánica e instintiva. Sin embargo, ¿estamos seguros de que estos comportamientos preservan nuestro recurso más preciado?
En muchos casos, la respuesta será seguramente «no»: pero ¿cómo podemos cambiar concretamente de dirección?
La automatización y las innovaciones de la Industria 4. 0 están dando pasos de gigante en este sentido, haciendo posible que cada vez más tareas rutinarias se realicen de forma automatizada sin intervención humana. Esto permite a las personas dedicarse a actividades en las que realmente se requiere su capacidad de razonar e interpretar, creando valor para sí mismas y para la comunidad.
¿Cuántas veces abrimos y cerramos puertas, compartimentos, muebles, taquillas a lo largo del día, en casa, en el trabajo, en el gimnasio, en espacios públicos? ¿Cuántas veces dedicamos minutos de nuestro tiempo a buscar nuestras llaves, con el riesgo constante de perderlas u olvidarlas? En el mejor de los casos, son unos segundos perdidos, pero multiplícalo por todas las veces que realizamos esas actividades a lo largo del día, de la semana, del año: ¡el valor total del tiempo perdido nos dejará sin duda impresionados!
Aún más sorprendente es descubrir que, con un producto pequeño y barato como la cerradura Hellock, es posible hacer que las tareas rutinarias sean eficientes y sencillas en muy poco tiempo. Ya no tienes que acordarte de las llaves: esta solución inteligente y sin llaves te permite abrir tu taquilla, armario o compartimento introduciendo un PIN numérico, o utilizando dispositivos RFID como credenciales, tarjetas o pulseras.

La cerradura puede instalarse en cualquier soporte, como muebles de madera o metal, en el interior de oficinas, gimnasios y centros deportivos, en complejos industriales, en un b&b y en una gran variedad de lugares abiertos al público.
¿Instalación? Muy sencilla ¡! Sustituye muy rápidamente a las cerraduras estándar sin cambiar el agujero de la carcasa existente. Su mecanismo ecológico tiene un consumo muy bajo que permite que la batería dure más de 10 años, lo que reduce enormemente el coste de sustitución de la batería con el tiempo y protege nuestro planeta.
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