Cerrando y abriendo, cientos de veces al día realizamos un gesto sencillo, aparentemente anodino, mediante un objeto discreto pero muy visible, cuya importancia, sin embargo, se percibe poco: la manilla.
Su etimología se remonta a la palabra española manilla, derivada del latín manicŭla, que significa «mano pequeña». Su gesto está estrechamente ligado a la mano, constituyendo su punto de referencia y yendo más allá de su mera función instrumental. El contorno de la manilla está diseñado y creado para aprovechar al máximo las facultades prensiles comunes de la extremidad, encajando profundamente en nuestra vida cotidiana.

Cerraduras con manilla: modelos y características

Principalmente, este objeto se divide en tres tipos: vertical (perpendicular al suelo), horizontal (paralelo al suelo) y de compresión. Por su forma, pueden definirse como Tirador a T o a L y estar fabricados en aleación de zinc o poliamida.
Las manillas también han demostrado su eficacia desde hace tiempo en el ámbito industrial para facilitar la apertura y el cierre de muebles metálicos, puertas, sistemas de cierre electromecánicos, armarios de acero inoxidable o máquinas expendedoras.

En particular, en los modelos de manillas y pomos con llaves incorporadas para carpintería metálica, se evita el esfuerzo de mover la manilla de palanca o varillas, lo que alarga considerablemente el ciclo de vida del producto. El producto puede fabricarse en una gran variedad de materiales: chapa, madera, polímero, cristal o plexiglás.
La singularidad de una manilla no sólo se distingue por la forma y el diseño de la manilla, sino también por su función, que puede ser muy especial, como los modelos de 1/4 de vuelta con antivibración, compresión o cierre automático.

Cada uno de nosotros tiene una experiencia directa con el asa y, aunque su presencia se nos escape, sus características sin duda nos facilitan la vida diaria, además de, como en los modelos con superficies antibacterianas y antimicrobianas certificadas por laboratorio, preservar nuestra salud mediante una protección activa contra la proliferación de gérmenes y bacterias, sobre todo en un momento tan especial como éste, caracterizado por la pandemia del Covid-19.